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Episodios Nacionales

“Ahora estoy preparando el cañamazo, es decir, el tinglado histórico. Una vez abocetado el fondo histórico y político de la novela, inventaré la intriga” sobre los Episodios Nacionales y el método de escribirlos de Don Benito Pérez Galdós

 
Óleo de René Magritte "El asesino amenazado" 1927

Aparecieron muertos en los sótanos del edificio. Eran las 23:54 h del sábado y uno de los guardias de seguridad, con contrato de obra y servicio, dio la voz de alarma a través del impersonal y milagrosamente eficiente 112.

Lo más curioso es que, por esta vez, aquel juez llegara antes que la propia policía. Aquel instructor no era el que estaba de guardia. Era conocido, un pez gordo del Supremo, bien vestido y mejor perfumado. Venía acompañado de un amigo constructor con el que estaba cenando en Lhardy, el más que famoso e histórico restaurante que Azaña y otros tantos pusieran de moda.

Un juez de guardia sudoroso y acalorado llegaba minutos después al magno escenario para proceder al levantamiento de los cadáveres; venía con el médico forense en un Cabify y con otros dos agentes de la policía judicial. Apretaditos, que era fin de mes y el coche patrulla no estaba para gastar gasolina. Su suprema señoría le hizo un gesto alzando una ceja al juez de turno que agachó la cabeza con un tic servil; entendiendo.

Cuando la policía científica llegó al lugar, no había ni rastro del arma homicida; de si era blanca, negra o marrón; o de si se trataba de varias… aquello parecía la matanza de Texas. Dos mujeres, cuatro hombres y un destino; todos boca abajo. Los seis cuerpos yacían alineados en tríos, cinco de ellos regados de sangre, coca y vino (había botellas de Ribera y copas rotas desperdigadas por el piso), algo distanciados unos de otros, sembrados al modo de tres en raya o el juego de las damas, sobre el marmóreo suelo de ajedrez. La estampa tenía la estética de un paisaje interior de Dali y el retorcimiento y crueldad de los cuerpos grabados de Goya.

Al día siguiente, el titular a toda página en portada decía así: “Crimen pasional”

Y el breve: “Los presidentes del Senado y el Congreso, y el Ministro de Fomento se corren una juerga con dos periodistas en el sótano del Palacio de los Leones. Un jubilado se cuela en su fiestecita para tirotearles y luego, pegarse otro tiro”

En páginas interiores añadía que el jubilado, que había sido el director de un renombrado periódico y grupo editorial, y aficionado a la caza, dejó una nota que se piensa contiene un mensaje subliminal:

“¡Honor! ¿acaso tienes tú honor? ¿sabes tú lo que es eso, chiquillo?”(*)

(*) Corresponde al capítulo Trafalgar de los Episodios Nacionales, en la pregunta que le dirige Amaranta al protagonista Gabriel.

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