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Viviendo al límite: una conexión muy especial


Una buena noche te das cuenta de que te quedaste solo. El que era tu “hamor” te ha dejado tirado y decides no volver a invertir en nada ni nadie más que en lo que se pueda pagar. Huyes de las sorpresas, los rituales, las pasiones y te agarras a lo planificable, lo previsto, lo controlable. Sin embargo, a la mañana siguiente, la conoces y todo cambia.

 

Te tropiezas con ella al salir del gimnasio del centro comercial. Para ser exactos, la observas a través de un escaparate: brillante, altiva, elegante, vestida en blanco, negro y plata …debe ser modelo. Te da algo de corte que te descubra y por eso te agachas tras el expositor de las cafeteras mono dosis. Pero ya es tarde porque el flechazo te atraviesa en el estado más indefenso de un hombre: el de solo, desarmado pero con tarjeta de crédito. Pese a que está rodeada de otros hombres que hacen corrillo admirando sus formas, una mujer se dirige a ti y os presenta, poniendo énfasis en todas sus virtudes, lo que hace que pocos días después, decidas que se venga a vivir contigo y lo cambie todo. Y es que tenéis una conexión muy especial. Y eso, nos lo cambia todo. Al cabo de una semana, por la puerta de casa entra la auténtica revolución, transformando tu estilo de super-vivencia en una super-vida. Y esta vez, ocurre de un modo muy natural sin que se note demasiado tu rendición porque estás seguro de que ella va a ser tu redención.

Enseguida descubres que es tremendamente eficiente y tiene muchísimas cualidades, muchas más de las que te habían contado y fuiste capaz de imaginar. Te abre un mundo de posibilidades, de búsqueda y organización, un calendario estacional de cosas por hacer, no probadas antes. Está siempre conectada con tu móvil, con tu tablet para asegurarte la materia que te sustenta. Todavía hace que te pellizques por las mañanas cuando la miras de cerca y compruebas que sigue junto a ti, que te preparó el pan tibio para desayunar enganchada a tu energía. Es tan vital, tan caliente como el agua hirviendo de la ducha invernal o tan fría como un buen gazpacho en verano. Es el calor de los pucheros de barro, pero también el frío de la flanera. Y, no obstante, es tan sensible al tacto, a que la “enhuelles” con las yemas de tus dedos, la aprietes entre tus manos como el mejor trofeo y la hagas tuya.

Y estás seguro que no hay otra igual. Te parece increíble que tenga tantas virtudes y las sepa combinar atendiendo a tus deseos. Es la admiración de todos tus amigos, de tus padres, de tus hermanos, de tus compañeros de trabajo. Con ella, tu éxito está asegurado. Es moderna, inteligente, innovadora, creativa, sofisticada, a la par que demuestra una simpleza ejemplar y rapidez en sus reacciones. Es versátil, respetuosa con el medio ambiente y ¡!digital!! aunque artesana y tradicional cuando la ocasión lo requiere.

Nunca menoscaba tu fuerza, porque te guía paso a paso en tu subsistencia, en el día a día, adaptándose a lo que tienes y precisas, al tiempo y al esfuerzo que has decidido dedicarle, al espacio que tiene a su alrededor; aquél donde le creaste un reino donde gobernar. Es complaciente, alguien de quien no tienes que estar pendiente, que te lo hace todo fácil porque te orienta para que te resulte imposible perderte entre medidas vanas o derroches excesivos. Desde que estáis juntos, ahorras, has perdido peso, se han acabado las alergias, te has hecho mucho más tolerante y has mejorado tu huella de carbono. Te sientes el Super Hombre.

Estando ella a tu lado, qué te puede preocupar si le da el punto justo de sal y pimienta a la receta de tu vida. Reconócelo: el ser dirigido tiene para ti grandísimas ventajas. No tienes que pensar demasiado, no temes la falta de inspiración o que no afloren nuevas ideas, evitas riesgos de crudeza o quemazón y cualquier peligro para tu cuerpo y alma. Sí, es cierto que puede tener un calentón ocasionalmente, pero ahí estás tú para atemperarla y ser la toma a tierra que necesita su infinita potencia. Gracias a ella tienes todo el tiempo para hacer otras cosas, para disfrutar sin stress de placeres contemplando cómo hace el trabajo sucio, infravalorado, silente…que es su vocación y lo que más agobios te produce a ti.

Es ideal. El ideal que todo hombre ansía en su vida, cuando ha perdido a su madre, a su novia, a su mujer… cuando se siente algo huérfano, pero no se resigna a cualquier cosa, porque se sabe exigente, celoso de su tiempo, colmado en el bien vivir y bien dormir, en el estar cómodo, en el tenerlo todo a mano, todo a un click, de manera sana, eco, bio, equilibrada y natural. Y por supuesto, sin desgastes. Por eso decidiste estar para siempre con ella. Se lo has prometido: vuestra unión durará toda la vida. No tienes ninguna duda de ello. Te lo ha garantizado. Porque gracias a ella sabes lo que es vivir al límite y tener una conexión especial. Todo es gracias a Ella: el mejor robot doméstico de la historia del hombre.

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