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Tu lengua al desnudo

“La vuestra fermosura, señora mía, puede facer de su persona lo que más le viniere en talante, porque ya la soberbia de vuestros robadores yace por el suelo, derribada por este mi fuerte brazo; y porque no penéis en saber el nombre de vuestro libertador, sabed que yo me llamo don Quijote de la Mancha, caballero andante y aventurero, y cautivo de la sin par y hermosa doña Dulcinea del Toboso… Oh, señora de mi alma, Dulcinea, flor de la fermosura... día de mi noche, gloria de mi pena, norte de mis caminos; estrella de mi ventura…”

D. Miguel de Cervantes Saavedra

 

No podía presentarse así en el Pleno, durante la sesión semanal del jueves por la tarde, …en paños menores, desnuda…y menos, delante de tanto académico. Ladeó la cabeza buscando el reloj de pared: las agujas marcaban las dos. En menos de tres horas llegarían todos a la sala de plenos y ella tenía que dar el discurso inaugural del año. Observó algo atemorizada a su antecesor en el cargo en busca de una solución…


- Aequam memento rebus in arduis servare mentem (1), dijo Rom, rehuyendo su mirada.

- Vaya ayuda tengo contigo, destripador de latines.


A media tarde, 46 académicos de hierro permanecerían alrededor de la enorme mesa ojival que desbordaba la sala de mullidas sillas, con letras mayúsculas y minúsculas talladas sobre madera noble. Eran 46 aunque habían dejado de ser 46 varones. Desde hacía unas décadas, se habían infiltrado 8 mujeres, no de hierro, sino de acero, a base de hacerse un hueco entre la masculinidad de las letras y la histórica y tradicional misoginia de la fundación. Ser de acero facilitaba que les resbalara prácticamente todo, especialmente cuando querían hacer uso, entre tanto bigote (aun en sentido figurado), de su turno y palabra. Era curioso comprobar, a pesar del cambio de siglo, cómo la Academia continuaba siendo una de las organizaciones españolas más dormidas pese a que intentaba desperezarse y, no obstante, gozaba del encanto y respeto de una autoridad longeva y veterana. Era algo similar al respeto reverencial que muestra el nieto hacia el abuelo cuando intenta no alborotar demasiado a la hora de la siesta estival y chicharrera.

Normalmente los miembros de la institución eran elegidos entre humanistas eruditos, lexicólogos, filólogos, y, por qué no decirlo, periodistas, cineastas, o personajes “todólogos”, bien avenidos con los poderes fácticos o colocados a dedo por los lobbies de comunicación.


Ella era la única que no había cambiado con el paso de los años, desde que “el Animoso” de Felipe V la constituyera para defenderla como la dama de sus sueños. Ella era la única que permanecía, la que había tenido innumerables amantes, denostadores, amigos, fanáticos, violadores, devotos, ladrones…todos habían vivido de ella de alguna manera. Algunos la habían chuleado más que otros. Y a pesar de todos los avatares, ahí estaba, sobreviviente al paso de los años, y a los que “limpian, fijan y dan esplendor”, gentes vocacionales de la brillantez lingüística aun sin dedicarse al sector cristalero.

Ella, en pelotas, despojada, en cueros, en la trastienda del maravilloso edificio de la Calle del “Rey Planeta”, después de que le hubieran arrebatado, sin mediar violencia ni forcejeo y con suma habilidad corsaria, los complementos que la hacían diferente a las demás, sus señas de identidad, sus distintivos, aquello que la hacía singular.


- ¿Seguro que no recuerdas nada sobre dónde te desposeyó de tus atributos?

- Pero ¿cómo voy a acordarme del dónde, si ni siquiera recuerdo mis atributos? ¿Te das cuenta, Rom? Y no sé muy bien cómo proceder…. porque si yo no recuerdo nada, no creo que esos 46 tengan mucho que hacer… ¡qué digo, 46! …si son millones. Los de la sala de plenos son sólo unos pocos. Lo que me preocupa son los 500 millones; eso es lo que me preocupa.

- Veamos, algo se nos tiene que ocurrir ¿Cómo hacer para que no resultes vulgar? De algo nos tendrán que servir los 46 que están ahí fuera ¿y una mujer? ¿y si llamo a Clara (2) o a Paz (3)?

- No creo que sea buena idea…les afectaría muchísimo. Una es poeta y extremadamente sensible y la otra, demasiado analítica…me haría demasiadas preguntas. Necesito a alguien más dinámico, más rudo, que pueda hacerse cargo de la situación, y de algún modo entenderla… alguien que no sea mojigato, que no se asuste de nada pero que no me increpe, alguien que pueda hacer que salgamos del paso y que tenga sentido común, alguien por encima del bien y del mal, pero a la par imaginativo… ummmm... ¿tenemos gente imaginativa ahí dentro? Quizás Muñoz Molina….

- Hoy no está…y ¿Pérez Reverte?

- ¿Pero qué dices, majadero? Ese me acuchillaría y me pondría a parir…literalmente. Ya sabes que tiene patente de corso y no deja títere con cabeza.

- Tengo la sensación de que esto no lo resuelve cualquiera, y que conste que lo digo con todos mis respetos. Hay que recurrir al “Páter”. Te culpará de haber sido demasiado ingenua, mas me temo que es la única solución.

- El “Páter”, claro. No lo había pensado. Yo creo que no se pondrá solemne y dudo que me culpe; después de todo, yo no he hecho nada…

- ¡Mujer!, que no has hecho nada, nada…tampoco es del todo cierto.

- Rom, no seas tan duro conmigo.

- Te liaste con él.

- No fue para tanto….

- Suficiente para perder tus caracteres…y algo más…. No te culpo. Son así. Bárbaros. La piratería siempre fue lo suyo. Lo que conquistan es más por pragmatismo que por fuerza. Llegan y arrasan. ¿Por qué? Porque son todo facilidades. Creo que algo parecido le pasó a Gal sólo que en su caso fue “l´amour” lo que la rindió a sus pies...Los sajones son tan flexibles, tan “sin reglas ni normas”, tan de tres o cuatro cositas, tan de fondo de armario que combina con todo que así tienen el exitazo que tienen. Son simples, son prácticos. Por eso todo lo invaden. Hacen un coctel de letras y ya tienen un vocablo nuevo. Combinan dos palabrejas y ya cuentan con otra expresión útil, capaz de abarcar muchas definiciones …y tú, claro, con lo que te cuesta a ti todo, con tus tildes, tus tiempos verbales, tus puntuaciones, tu dicción, tu gramática, tu ortografía, tu prosodia, tus sílabas, tu etimología, tu dicción...

- Eso ya lo has dicho…

- ...tu sintaxis, tu orden de las partes de la oración; sucumbiste a eso de “aquí te pillo y aquí te mato”. Así que: “Agora, fermosa prenda dialéctica, vulgar jerigonza, non fuyades”.

- Rom, no te burles. No te mofes. No te chotees.

- ¿Ves? Ellos nunca dirían esas cosas.

- ¿El qué?

- Que nunca dirían tres sinónimos seguidos.

- Ah.

- Lo llaman economía del idioma. Sueltan una expresión, como, por ejemplo: “One shot”. ¿Y sabes lo que significan esos dos monosílabos? Pues desde un golpe seco de whisky hasta una historieta piloto independiente que se diseña para una sola edición. Según el contexto, se puede referir a muchas cosas a la vez…y si emplean un solo sustantivo, ¡premio gordo! Cuanto menos, mejor… ¿Que se comen el sujeto, verbo y predicado? …pues ¡se lo tragan! Menos es más y toda esa patraña. Lo de recrearse en el lenguaje no tiene ningún sentido para ellos. Y tú no puedes acabar así, L.E.…porque hasta yo te lo noto… percibo cierta cortedad en tu parlamento…

- ¿Sí? Pues no hablamos de nada de eso…

- Imagino. No estarías para mucha conversación. Lo que quiero que entiendas es que te estás jugando el puesto, querida. No eres ninguna niña. Eres L.E., la Lengua Española, y eso no es cualquier cosa y ahora a ver cómo sales al Pleno sin tus atributos…y no me refiero precisamente a los pectorales. Ah, sí: el “Páter”. Hay que llamar a Nebrija. Es la única solución. Y eso sólo lo puedes hacer tú.

- ¿Seguro que piensas que es el único remedio posible?


La impaciencia se adueñó del redondo y cada vez más colorado rostro de Rom; tanto, que parecía un as de oros tostado por el sol; tanto, que se comió a L.E. con la mirada varias veces. Rom tenía los mismos sanguinolentos ojos que Atila antes de invadir cualquier pueblo colindante con su Imperio.



Así pues, L.E. cerró los ojos para invocar al padre de la Gramática castellana que no tardó en aparecer.


- Ya podéis tener una buena excusa para privarme de mi siesta.

- Don Elio Antonio, preciso de su ayuda.

- Hija mía…y ¿tiene que ser ahora? Me despiertas del “Sueño de los Justos” que tan honradamente me gané. Que durante más de 30 años dediqueme al estudio y la elaboración de todos los tratados necesarios sobre tu conocimiento. ¿No fue suficiente entrega la mía?

- Lo sé, lo sé... y se lo agradecen todos los hispanoparlantes, pero...

- ¿Entonces?

- Que no recuerdo nada, Padre.

- ¿Cómo es eso, hija? Si te lo dejé todo escrito. Si falla la memoria, será que a ti también te afecta la senectud, y es extraño; sin embargo, tiene remedio. Sólo debes volver a leer mis manuales para volver a tenerlo presente.

- Padre Nebrija: los tratados y diccionarios han desaparecido y a mí me han extirpado todas las reglas como si fueran órganos o miembros de un maltrecho cuerpo.

- ¿Todas?

- Todas.

- ¿Y qué quieres que haga? Yo ya no estoy para volver a empezar.

- Sólo quiero que me enseñe las más importantes. Quizá eso obre el milagro de hacerme recordar el resto y abandonar mi vulgaridad y confusión. Al menos, establecer las normas que al darme fijeza aseguren mi perpetuidad.

- ¿Lo más importante? Pero si eran muchos volúmenes entre diccionarios, tratados de gramática, sintáctica, dialéctica, ortográfica, etc... Y luego está el estudio de la métrica, la fonética y las figuras retóricas, para la creación literaria.

- A tanto no vamos a llegar, Don Antonio. Debemos centrarnos en lo elemental, dijo Rom.

- ¿Y quién sois vos, Señor?

- Padre Antonio, él es Romance.

- ¡Cáspita!, qué demudado está. Y se puede saber, Romance, ¿a qué se refiere cuando dice “centrarnos en lo elemental”? Ella no tiene nada de elemental. Sus características no son elementales. Son amplias y complejas; por eso le dediqué tanto estudio y escribí varios tratados… Aguarde: lo que me tiene perplejo es su pérdida de memoria. Ella es la Lengua Española. Debe colocarse en el lugar que le corresponde.

- Don Antonio, de momento, no contamos con tanto tiempo, dijo Rom.

- Está bien. Repasaremos las principales características. Veamos, ¿por cuál empezamos?

- El uso de la Be. Esa es la primera norma que quiero repasar.

- Eso es muy asequible: Bra, bre, bri, bro y bru siempre se escribe con Be. Como regla general, se escribe con Be si le sigue cualquier consonante, por ejemplo: obvio, blanco, bravo, obstruir, brazo, abstraer. ¿Y el uso de la doble Ere? Solamente se escribe con doble Ere si es un sonido fuerte y va entre vocales. ´

- Como arrumaco, herrero, irradiar. Sencillo. Ya recuerdo. Con una Ere, por esta vez.

- Veamos: uso de la Zeta. Nunca se escribe la Zeta con la E ni con la I. Nunca.

- Eso no lo he olvidado: supongo que, al ser bárbaro y sajón, la Zeta no le interesó y no me desproveyó de ella.

- ¿Quién? ¿Quién desproveyó?

- Nada, nada, Padre Nebrija: L.E. sufrió un fuerte golpe en la testa y dice cosas sin sentido. Vd. continúe con su valioso adoctrinamiento, dijo Rom.

- Está bien. Para distinguir el uso de la Ge y la Jota, se escriben con Jota las palabras que terminan en -aje, -eje. Como ¿coraje, hereje y malaje? Y llevan Jota las formas de los verbos que no tienen Ge ni Jota en el infinitivo, por ejemplo: de decir, dije, dijeron; de traer, trajimos, trajeron (antes se utilizaba la “x” pero la pobre cayó en desuso)

- La regla de la Ene y la Eme ya me vuelve a la mente: nunca se pone Ene antes de la Be o la Pe, se debe poner Eme. La Ene se utiliza antes de la Uve. Embaucar, empezar, envase, envío ¿Cierto?

- Muy bien. Parece que ya va rememorando. ¿Y el uso de las tildes?

- De eso no me acuerdo. Debe ser que el pirata anglosajón fue de lo primero que me desposeyó porque mi memoria no alcanza a vislumbrar nada.

- ¿Qué pirata? Hijita: ¿estás delirando?

. ……

El Padre Antonio continuó explicando largo rato el uso de la tilde y otros más.


- ¿hierro se escribe yerro, y hermoso, fermoso, hacer, facer…?

- Hijita, veo que tienes ciertos lapsos lingüísticos: el cambio fonético de la Efe a la Hache, se produjo a partir del siglo VIII. Yo mismo e incluso el propio Menéndez Pidal, investigamos seriamente el tema. Hoy en día es justo al revés. Hoy los verbos haber, hacer, hallar, hablar y habitar se escriben con Hache. Y atención, que esto es muy importante, las palabras que empiezan por za- o mo- seguidas de vocal se escriben con Hache intercalada. Además de ahora, ahorrar, ahogar y aquellos que llevan diptongo precedido de otra vocal, como ahuecar.

- ...¿y todo eso es necesario? Quiero decir, ¿la Hache intercalada? Pero ¿cómo se le ocurrió algo así? Resulta enfermizo.

- ¡Un respeto a Don Antonio, L.E.!, exclamó Rom.

- Querida niña, todo es necesario. Eso es lo que caracteriza tu aprendizaje. No seríamos el Imperio que somos, digo que fuimos, sin la H intercalada. Tenlo bien presente. Continúo: las interjecciones: ah, eh, hala, bah, hola, hu, huy, y el adverbio ahí. Y esto lo vas a recordar con esta frase que imagino continúan enseñando en las escuelas: “AHÍ HAY UN HOMBRE QUE DICE ¡AY!”

- Padre Nebrija, creo que está bien por hoy, dijo Rom. Vaya a descansar. Con esto, L.E. podrá pronunciar su discurso ante el Pleno y espero, sobrevivir.

El “Páter” desapareció envuelto en una nube. L.E. estaba algo aturdida, pero sabía que su deber era salir al ruedo.


- Vamos allá. Les voy a dar estopa a mis académicos, que no sientan que flojeo.

Salió L.E. al pleno. Y comenzó su discurso:


"Hay quien cree que merecéis unos buenos tirones de orejas: primero por vuestra dependencia y servilismo hacia el poder, segundo por los criterios de selección de los miembros (que como todos sabéis, no siempre están vinculados al idioma), tercero, por las contradicciones, ambivalencias y carencias de la gramática y diccionarios y cuarto porque los propios hispanohablantes critican la pedantería de los académicos. No sé cómo no os da vergüenza. Deberíais fijaros en Cervantes y volver a su Quixote…perdón, Quijote. Pero no sólo con respecto a mi uso…sino con respecto a su decisión. Todo académico que se precie, debe ser tan valiente, soñador e innovador como Quixote...perdón, Quijote. Porque el idioma se defiende, pero además se crea desde la riqueza heredada y vivida por el pueblo. No soy vuestra. Soy de todos y vosotros debéis ser mis caballeros…de lo contrario, habrá nuevos Valle Inclanes que se meen en la puerta como antaño y supongo que eso no nos congratula: ni a mí ni a vuesas mercedes. Esta Academia no puede convertirse en un abrevadero político/cultural de palmeros al servicio del poder. Ni es aceptable que haya tortas por entrar a formar parte de ella, para vanagloria de unos. Yo soy la Lengua Española, por todos conocida como L.E. y esta entidad ha de dejar de ser nepótica, andrógina, prepotente, nacionalista, conservadora y clasista. Así que voy a dictaros varios mandatos:

Primero: Deberéis incluir a María Moliner como académica a título póstumo, pese a que Cela se revuelva en su tumba y ella ya no pueda literalmente “mandarles a tomar por culo” como transmitió en su día a todos los hombres que formaban parte de esta academia.

Segundo: Como miembros de mi Academia, deberéis desvincularos de toda actividad política o periodística dependiente. Es decir, debéis demostrar independencia política e ideológica en juicios y opiniones, una vez, claro está, hayáis acreditado vuestros méritos y altura filológica y léxica.

Tercero: En cuanto a los neologismos, y otros tantos barbarismos, sobre todo anglosajones, que se anticipan a nuestro idioma y que, por culpa de vuestra incapacidad y debido a la globalización que procuran los medios virtuales, tratan de importarse sin filtro previo, con la excusa de la inmediatez que exigen los hablantes, recordad: son los hispanoparlantes quienes tienen la palabra final, sin embargo, es la Academia la que debe ofrecer alternativas adoptando un papel activo y precursor porque siempre hay opciones lingüísticas. Deberéis aseguraros de que no se trata de un uso efímero y de que, en los usos, no se provoquen confusiones de género. Quien da el primer golpe es el que lleva ventaja y el primer golpe, es responsabilidad vuestra. Estad alerta, sacad la espada o cread los puentes, cual Quijotes. No os durmáis. El que quiera dormir, no tiene aquí su sitio. Sois mis vigilantes, defensores y cuidadores. Haced el esfuerzo de traducir los términos razonablemente o de adaptarlos prosódica y fonéticamente, para seducir a los hispanohablantes, para que lo hagan suyo y corra entre los continentes donde me usan. Esa es vuestra responsabilidad y de nadie más: contribuir a mi riqueza.

Y, por último, pensadme como Dulcinea, “…día de mi noche, gloria de mi pena, norte de mis caminos, estrella de mi ventura…”, quieta laguna donde miraros, sol que os oriente, fermoso espejo hecho luna... Vosotros seréis mis Quijotes, los que han de luchar contra molinos hechos gigantes."


Los miembros quedaron quietos, mudos, petrificados, hasta que una mujer enfundada en un guardapolvo de empresa de contrata y con un mocho entre las manos rompió en aplausos al fondo de la sala. Comenzaron a parpadear las luces hasta que quedaron todos en penumbra. La única iluminación provenía de los dispositivos de evacuación que estaban sobre las puertas de doble hoja de la estancia, justo el lugar donde permanecía enmarcada y palmoteando entre sombras la limpiadora. La mujer se llamaba Aldonza, era manchega y, aun en la penumbra, os puedo asegurar que tenía la mirada de todo un pueblo en sus pupilas.


(*) En recuerdo de Doña María Juana Moliner Ruiz (1900- 1981). Lexicógrafa, lingüista y bibliotecaria española autora del Diccionario de uso del español.

(1)“Recuerda conservar la mente serena en los momentos difíciles”. Horacio.

(2) Clara Janés, poeta, novelista y traductora, electa en 2015.

(3) Paz Battaner, catedrática, investigadora e impulsora y directora del “Diccionario de aprendizaje del español como lengua extranjera”, electa en 2015.

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